lunes, 12 de noviembre de 2001

ARJONA CANTA ENTRE GRITOS DE MUJERES

Durante tres noches, el cantante guatemalteco presentó con éxito su “Galería Caribe” en el Teatro Nacional.

La sola presencia de Ricardo Arjona bastó para que ellas, las chicas, olvidaran en pocos momentos la tardanza de una hora que registró el comienzo de su espectáculo “Galería Caribe”. Eso pasó el viernes debido a que el pianista todavía a las 8:30 se encontraba en el aeropuerto de Las Américas.

Una hora después, a las 9:35, apareció el pianista esperado y el protagonista de la noche pudo comenzar a hipnotizar la audiencia con sus canciones, manteniendo a los asistentes en actitud cómplice.

Arjona apareció en medio de un ambiente de alegre vida nocturna (bares, café, juegos...), robándole el canto a la noche y los suspiros, gritos y aplausos a las chicas dominicanas.

Ellas pagaron hasta 1,000 pesos por verlo y escucharlo cantar, pero terminaron acompañándolo en casi todos los temas, lo que él celebraba.

A cambio de esas muestras de indiscutible apoyo, él sonreía, se quitaba un botón de la camisa o simplemente entregaba todo su arte: aquellas canciones de la cotidianidad amorosa de la vida urbana y su forma de ponerle voz con un matiz que tiene sello propio.

Un total de 26 canciones resonaron en la sala principal del Teatro Nacional. Los títulos son muchos: “Historia de taxi”, “Señora de las cuatro décadas”, “Desnuda”, “Cuando”, “Te enamoraste de ti”, “Dime que no”, “Mujeres”...

Cada una de sus exposiciones fue ambientada en ese imaginario bar-café, con dos pantallas de video y nueve músicos que también fueron parte importante del espectáculo. Ellos no se conformaron con estar en un sitio fijo, sino que se integraron con gracia en la escena captando la atención del público.

Entre los músicos había un dominicano, el baterista Waldo Madera, una de las excusas de Producciones George Nader para que ningún dominicano le sirviera de contraparte al cantante guatemalteco. Otro elemento dominicano lo constituyó la exhibición de varios cuadros que se montó en el lobby del Teatro Nacional.

Dos horas y diez minutos fueron lo suficiente para saciar la sed de Arjona que tenían por estos lados del Caribe, región a la que él le dedicó su reciente disco, impregnado de un inconfundible mosaico y colores musicales procedentes de esta región.

Claro, además del ritmo caribeño saca tiempo para su pócima de romanticismo de vanguardia y de su continuo intento de cantautor social en cortes como “Si el Norte fuera el Sur” y “Mesías”, ésta última ahora asociada a los atentados terroristas en Estados Unidos. Pura coincidencia que ahora integra a su espectáculo como parte de esa onda mundial que ni siquiera en un musical como éste se aparta de la mente humana. ¿Hasta cuándo?

Ramón Almánzar
Fuente: REPÚBLICA DOMINICANA, Listin Diario.

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