domingo, 14 de octubre de 2001

“GALERÍA CARIBE” SE CUMPLIÓ LA PROFECÍA

A Ricardo Arjona no le bastó con crear un disco con sabor al Caribe, es tanto el amor por la música y la cultura de esa región que trasladó un poco de la bohemia de un bar caribeño al escenario de su gira.

Un telón completamente negro era el único impedimento para vislumbrar las sorpresas de la noche. Tras de sí, todo un escenario bohemio esperaba también la aparición del “mesías chapín” que, según predicciones, abarrotaría por completo el Anfiteatro. Y así fue.

El bar “La Conquista”, que le hacía honor a cualquier antro del continente, fue el rincón que Arjona preparó para ofrecer su recital a los salvadoreños, quienes tuvieron la paciencia de esperar casi diez años por uno de sus conciertos. Y no esperó en vano.

Cuando, por fin, se escuchó como música de fondo el tema “Jesús: verbo, no sustantivo”, los presentes se dieron cuenta de que la espera había terminado.

Minutos más tarde, aparecían los nueve músicos de la banda para introducir a Ricardo Arjona.

Vistiendo chaqueta de cuero, jeans y botas negras, el “look” que siempre lo ha caracterizado, Arjona no pudo más que sonreír ante la calidez con que lo recibió la gente.

Desfile de éxitos

El “show” comenzó con “Si yo fuera diputado”, un tema difícil de escuchar por los gritos, aplausos y ovaciones que el artista recibía desde todos los rincones del Anfiteatro, los cuales se acrecentaron con la interpretación de “Historia de taxi”, la que fue coreada de principio a fin.

“La Conquista” parecía irse acomodando a los temas, con la presentación de los vídeos al fondo del bar. Con ellos, el público recordó al Arjona de principios de los 90, al autor de “Historias”.

Nuevos arreglos hacían que cada una de las canciones de antaño parecieran otras, aunque en el fondo, la intensidad de sus letras removiera los recuerdos.

Luego de este saludo musical, Arjona bendijo “la suerte que le trajo de vuelta a este país”.“Vamos a tratar de empezar por el principio. Para esto, vamos a tener que viajar en el tiempo”, dijo, para luego cantar las primeras notas de “Primera vez”, tema con el que suspiraron muchas adolescentes, jóvenes y mujeres.

A estas alturas del concierto, el artista parecía haber entrado en confianza con su público. Sin la chaqueta y con la camisa por fuera, se trasladaba de un lado a otro del escenario para continuar con una breve combinación de éxitos como “¿Quién diría” y “Así de ilógico”.

Luego vinieron “Amor de tele”, “Receta” y “Lo poco que queda de mí”, estos dos últimos de su “Galería Caribe”.

Mucha interacción

Arjona no es de los artistas que anteponen su fama y su orgullo para luego acercarse a la gente.

Esto lo demostró con los momentos de amena charla que dedicó a sus seguidores, en los que hasta agradeció “por aguantar nuestras ausencias y perdonar por las cosas que a veces uno dice de más y por las cosas que uno a veces nunca dice. ¡Muchísimas gracias por estar aquí!”

Para introducir algunos temas, el cantautor relató algunas anécdotas. Como él lo expresó, cada canción tiene su “historia romántica y su historia frívola o comercial”.

Y ambas fueron las que narró sobre el origen de “Señora de las cuatro décadas”, la cual arrancó gritos de sus admiradoras más adultas. Lo mismo que hizo con el tema “Realmente no estoy tan solo”.

Los temas polémicos

El romanticismo se quedó guardado por momentos, mientras “el poeta urbano” sacaba del baúl de los recuerdos algunas canciones que no por ser polémicas dejaron de sonar fuerte en las radios.

“Si el norte fuera el sur”, una de ellas, levantó el ánimo de todos, tanto que su coro, incluso, fue cantado “a capella” por los presentes.

Lo mismo sucedió con “Jesús: verbo, no sustantivo” que, aunque su melodía no es tan dinámica, la banda la interpretó con un arreglo que fusionó diversos estilos y géneros.

Lo que el público decida...

Después de haber deleitado a todos con los temas preparados, Arjona dio paso a las peticiones del público. Y, claro, las féminas, no dejaban de pedir al unísono el himno de todas: “¡Mujeres!”

Pero antes, el regreso a las baladas. “¿Por qué es tan cruel el amor?”, “Te enamoraste de ti”, “Sin daños a terceros” “Cuándo” y “Te conozco” volvieron el romanticismo a la velada.

Luego de una breve ausencia, Arjona volvió al escenario con el ritmo y el sabor de “Galería Caribe”, con la interpretación de “Un caribe en Nueva York”, posteriormente vinieron “Tu reputación”, “Me enseñaste” y “Dime que no”, para finalizar con el tema de batalla del supuesto “sexo débil”: “Mujeres”.

El reto de ser aceptado

Al solista salvadoreño Henry Mejía le encargaron con cuatro días de anticipación una misión especial: abrir el concierto de Arjona.

Hacía exactamente cuatro meses que el cantante se había parado en ese escenario como el telonero de Joan Manuel Serrat.

“Esta vez el reto era diferente, se trataba de un público en su mayoría joven impaciente por escuchar a su ídolo. Para mi sorpresa la gente se portó de mil maravillas, me apoyó y hasta encendieron estrellitas de bengala”, dijo el solista.

Mejía interpretó canciones de Miguel Ríos (“Santa Lucía”), Miguel Bosé (“Te amaré” y “Si tú no vuelves”), Son by Four (“A puro dolor”), Armando Manzanero (“Voy a apagar la luz” y “Contigo aprendí”) y un “meadley” de Nino Bravo (“América, América”, “Un beso y una flor”, “Noelia” y “Libre”) que dedicó a Arjona.

El público respondió positivamente a la voz de Mejía, a quien muchos no conocían hasta esa noche.Con su exitoso “mini” concierto, Mejía demostró que sabe interactuar con las multitudes y, sobre todo, ganarse merecidamente sus aplausos.

Francisca Guerrero
Fuente: EL SALVADOR, La Prensa Gráfica.

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