Especial desde MiamiSe metió a voyerista. No hay remedio. Se dejó tentar por la curiosidad malsana y se puso a husmearle la vida a sus vecinos. Halló amores y desamores, como era de esperarse en un edificio. Tuvo una conversación fuerte, sincera y simpática con una amante, con quien mantiene una relación que "no se ampara en códigos morales" , se "cocina al escondite y se sirve de dos sobre la cama".
También encontró a un chiquillo a quien ve jugar con muñecas y sentirse incómodo tratando de esconder la atracción que siente por los varoncitos hasta que finalmente abre las puertas del closet. Ah, también jugueteó imaginariamente con su vecina, una bailarina que le taconea en el deseo.
Ricardo Arjona se atrincheró en el quinto piso desde donde entregará a los oyentes su nueva producción discográfica el próximo 18 de noviembre.
5to piso, contiene catorce temas de la autoría del mismo Arjona y que enmarcan al cantautor guatemalteco de principio a fin.
Sonríe y responde rápidamente que aún no entiende bien por qué se mudó al quinto piso, si quizás en el cuarto o en el tercero también habían vacantes.
"Estoy tratando de inventarme una historia que sea lo suficientemente convincente, pero no lo he logrado. La única vez que he vivido en un quinto piso fue hace como 15 años en Madrid, donde si tenía una bailarina vecina. Así que esa es una historia absolutamente real. Me pareció muy interesante la idea del tipo espiando por la ventana", comenta el artista en cuya trayectoria se cuentan dos premios Grammys, discos de platino, de oro y conciertos a casa llena en las geografías más diversas del mundo.
"Hay una canción que se llama ‘Que nadie vea’ que justamente empieza en esa ventana del quinto piso."
Este tema, que seguramente recogerá críticas y aplausos describe la historia de un homosexual. "En más de una oportunidad he dicho que una de las vidas más complicadas que he visto es la de una persona que por una bienaventuranza social o por vivir de manera más fácil en la sociedad, esconde su sexualidad. Eso es lo más triste que he visto porque una de las cosas más complicadas que hay es despertarte en las mañanas y tener que recurrir a la actuación, fingiendo ser una persona que no eres. Esa canción tiene quizás el final más grande que he escrito en mi carrera. Ojalá uno pudiera tener esos finales en todas las canciones", aunque no deja de reconocer que quizás este tema, que sin duda es uno de sus predilectos del nuevo disco "es uno de esas canciones condenadas al olvido de por sí. Al olvido de los medios –quiero decir- porque es una canción que busca un espacio de respeto".
"Yo hago discos de acuerdo a mis necesidades. Cuando compro un disco necesito cosas de ése disco. Cuando voy al cine necesito que la película me haga llorar, reír o que me dé miedo; es decir, necesito golpearme emocionalmente y las canciones me tienen que golpear a mí también. Las canciones son para que la gente haga con ellas lo que quieran, en el buen sentido de la frase. Para que hagan de ellas su propia versión", dice convencido un cantautor a quien no le ha dado miedo "faltarle el respeto a las formalidades musicales", quien además disfruta haciendo los temas y las historias complicadas en accesibles para la gente.
"A mí un músico podría preguntarme ‘¿por qué no cuadraste musicalmente Historia de taxi?’ La respuesta es porque no quise. Para mí lo más importante es contar la historia, no apegarme a las reglas. Soy un tipo completamente indisciplinado en lo lírico y en lo musical y me gusta ser así. Me encuentro con un rechazo natural hacia el autor que hay en mí cada vez que me encuentro depurando más de la cuenta porque me parece que las canciones deben salir tal y como nacen", reflexiona el cantautor quien se despide comentando que si el Norte fuese el Sur sería los mismo "pero con mucho más sabor porque nosotros los latinos somos más divertidos.
Vicglamar Torres || La Opinión
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