viernes, 23 de junio de 1995

INTIMIDADES DE UN IMPACTO

Esta noche comienza la seguidilla de conciertos de Ricardo Arjona en Santiago. Las puertas abiertas para el epílogo de un verdadero suceso musical, de esos que brotan con esporádica frecuencia en este medio.

Se apronta a partir un Arjona que vino a materializar una venta de más de 250 mil copias sólo en este territorio y que esbozó tibiamente la idea del “oído atento antes que el grito histérico”, esto en directa relación con la importancia que él le asigna al texto de sus canciones.

Quisiera, en lo más íntimo, que las oportunidades de cantar para menos gente (teatros versus estadios) pero con mayor comunicación sean parte de su próxima visita.

El Arjona que se va nos dejó algunas revelaciones en medio de tanto asedio, como aquellos recuerdos de sus andanzas por la calle Miraflores de Buenos Aires cuando cantaba en las esquinas y los bares.

Tiempos en que representó a su país en la OTI y no pasó casi nada. “Un perfecto y feliz desconocido”, comentó entre cena y cena de camaradería, con un dejo de añoranza por ese tiempo en que “podía ir al mercado, confundirme con la gente y hacer historias...”.

Los números de la gira de Arjona por Chile son elocuentes: diez mil personas en Concepción; sobre ocho mil en San Felipe y no menos de quince mil en Santiago.

El imán de Arjona atrajo con tal fuerza que ahora él se plantea como meta prioritaria después de esta gira, el remanso en algún lugar apartado (de preferencia algún pequeño pueblo de Europa o una solitaria isla caribeña) para “reconciliar al compositor con el intérprete, que se ven tan reñidos cuando viene esto de las giras”.

Arjona hizo algunas cosas poco conocidas en Chile. Por ejemplo, jugó al fútbol a lo menos tres veces junto a su staff. Como cualquier ciudadano, llamó por teléfono, arrendó una multicancha y se fue de pantalones cortos y sudadera a correr tras la pelota por casi dos horas. Juega de delantero y, claro, el trámite aéreo le favorece ampliamente gracias a su metro noventa y tantos...

Mal le fue cuando intentó practicar básquetbol, su otro deporte favorito, porque compañeros para zigzaguear bajo el aro encontró pocos.

De su trajín diario, sorprendió su fascinación por las machas.

En todas sus preparaciones, favoreciendo las que llevan limón y cilantro. Bebe vino, generalmente tinto, y sólo en algunas comidas.

Cuando no son mariscos, le da la bienvenida a las pastas.

Inseparable de su guitarra, carga siempre un computador que llena de ideas, letras o notas.

También un pequeño bolso lleno de discos compactos con música latina e inglesa.

Para LAS ÚLTIMAS NOTICIAS fue estimulante acertar en el auspicio de la visita de este trovador, que vino a darnos un poco de vivencias y sabores latinoamericanos a un medio que de pronto sólo parece erizarse con lo que le es bastante ajeno y le llega, por proceso imitativo, de muy, muy lejos.

Fuente: CHILE, Diario “Las últimas noticias”

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