jueves, 29 de enero de 2009

Encuentro cercano con Ricardo Arjona

El cantante ofreció un concierto íntimo en Buenos Aires

Vino al país para ajustar detalles de su gira y grabar un video. De paso, el sábado cantó en un restó palermitano, donde atendió a sus fanáticas y se dejó mimar por la industria. En Córdoba actuará en octubre.

Buenos Aires. De "desliz musical", dice que se trata lo de él una dulce y curvilínea Marina, 22 años, confesa melómana de Yes, Led Zeppelin y Pink Floyd, graduada en Comunicación y estudiante de Psicología en una universidad privada. ¿Y entonces? "Él me reconcilió con los hombres", asegura.

Susana, por su parte, supera largamente las cuatro décadas. Cuenta que se ganó la invitación especial-personal después de asistir junto a sus amigas a 28 de los 36 Luna Park que él hizo en 2006. Por entonces, se encargó de hacérselo saber desde la platea, cuenta, con un cartel que decía: "Y vamos por más. Nos vemos en Nueva York". No se vieron en Nueva York al año siguiente porque él las invitó a México.

Karina es una flamante treintañera de escote profundo, que se sabe el nombre de todos los temas, que los canta, que saca una hoja y un marcador y escribe: "Potro, te queremos mucho", y se lo exhibe a él. Hasta que en el clímax, antes de los bises, cuando él camina hasta el final del pasillo, toma una silla y se sienta a susurrarle El problema, Karina se acerca y lo besa, como casi todas; le muestra y se guarda el cartel y ya nunca volverá para ocupar la banqueta sobre uno de los ángulos del fondo. Karina desapareció tras bambalinas.

Susanas, marinas, karinas, claudias (la Villafañe, la ex esposa de Diego con dos amigas, en primera fila, al pie del escenario), cristinas (Cris Morena y su hija)... En un número superior al centenar, todas habían comenzado a transpirar las breves camisetas en la espera de casi dos horas del tórrido atardecer porteño del sábado; y siguieron, con gusto, haciéndolo adentro.

Hasta transformar el teatro bar del Velma Café, Palermo Hollywood, en una caldera, no tanto por la dudosa refrigeración del lugar (¡qué importaba el calor!), como por la temperatura corporal que les provocaba la presencia de él, sus palabras susurradas, sus letras. Fue una hora larga de un show tan intimista como hot.

De menos a más resultó el showcase de Ricardo Arjona, el (ahora sin acento) depositario de tantas pruebas de fidelidad.

"La idea no es estar tan serios, tan solemnes, sino pasarla bien", les dijo de entrada el exitosísimo cantautor guatemalteco. Cómplices, ellas se prendieron al juego. Ellas formaban una intimidante y abrumadora mayoría. No sumaban más de una decena los hombres, entre ellos el músico Bahiano y el actor colombiano Juan Pablo Raba, coprotagonista, con la deliciosamente naif Sabrina Garciarena, del clip de Sin ti, sin mí, que se grabó el viernes.

El primer tema fue su clásico Tarde (sin daños a terceros), tras hacer una aparición fulgurante sobre un escenario que reproducía la gráfica de su último disco 5to. piso. Esto es, una radio vieja, un televisor viejo, una máquina de escribir, una pajarera de mimbre.

Tal la alusión visual a la obra sonora más vendida del momento. 5to. piso es el primer disco que Arjona graba con Warner y que, al haberse vendido 800 mil veces, le permitió acceder a la certificación de doble platino. Esa fue la distinción que el guatemalteco recibió al promediar el show, de manos de los ejecutivos de su nuevo sello.

La introducción de fondo de Mi Buenos Aires querido le había servido para marcar, de entrada nomás, otro de los tonos que tuvo el show: el aire nostálgico y melancólico.

Preguntó y se preguntó entonces qué habría sido de un hotelito de la calle Suipacha, que supo conocer cuando tocaba sus temas en la peatonal Florida. "Un tiempo fantástico –recordó–, en el que nacieron muchas de mis canciones". Sin dejar también de bromear sobre el mito del "masoquismo de los porteños", que en verano "se meten en el mar congelado de Mar del Plata y salen llorando".

Entre bromas, referencias a sus actuaciones históricas en el Luna Park y cachondeos verbales hacia sus fanáticas. Después de lograr laboriosamente que le sirvieran un whisky que compartió con sus músicos, Arjona recorrió los mayores éxitos de su repertorio: El problema, Quiero, Recetas, Lo poco que queda de mí, Te conozco, Dime que no…

El paroxismo llegó con Quesos, cosas, casas, aquella canción que en una parte dice "las monjas tienen ganas...". "¡¡¡Y nosotras también!!!", le respondieron a coro ellas. El termómetro estalló: las perlitas de mercurio rodaron por el piso.

Arjona también interpretó varios de los temas de 5to. piso: Cómo duele, Que nadie vea, Tocando fondo, Ni tú ni yo (grabado en dueto con la mejicanísima y popular cantante urbana Paquita la del Barrio), el que le da título al álbum y Sin ti, sin mí, mascarón de proa del disco que presentará en un gira argentina entre setiembre y octubre próximo.

Cancha y video. La elección del estadio en el que lo hará (¿Boca? ¿River? ¿Vélez?), fue otra de las razones de estos días porteños de Arjona. Su decisión se desconoce, ni hubo posibilidad de preguntárselo. Así como llegó raudo hasta el Velma Café, huyó después del concierto, con el mismo destino, el hotel de Puerto Madero, donde se alojó.

El tercer motivo de su presencia: el video de Sin ti, sin mí. La grabación se hizo en un pasaje de la estación Flores del Ferrocarril, ambientada como un barrio chino, y en el estadio de la Federación Argentina de Box, barrio de Boedo: sobre el ring, enguantados, Sabrina Garciarena y Juan Pablo Raba; en primera fila del ring side, Arjona, relator.

"Es una historia de amor", comentó Garciarena, que con éste es el segundo videoclip que protagoniza (antes lo había hecho por amistad para Diego Torres) la dulce modelo y actriz, seducida por la difusión internacional que de la mano de Arjona tendrá su imagen, mezcla de ingenuidad y picardía.

Conocido quizá en nuestro medio por su papel en la telenovela colombiana El cartel, que pinta de maravillas el mundo del narcotráfico (hizo el papel del caponarco Pirulito Chupeta), Raba ("bogotano, compadre", de padre argentino), dijo a este diario: "Es una historia tierna. El protagonista sufre el desamor".

Rodeados de cámaras y flashes, en la vereda del Velma Café, Sabrina y Juan Pablo. Del interior del teatro, salían las marinas, las susanas, las karinas con temperaturas que les hacían sentir fresco el bochornoso calor de la medianoche del sábado porteño.

Horacio Serafini
Corresponsalía
hserafini@lavozdelinterior.com.ar
La Voz del Interior - Córdoba, Argentina

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