jueves, 24 de abril de 1997

ARJONA, ESA NUEVA PASIÓN A LA ARGENTINA

Arjona, esa nueva pasión a la Argentina

Antes de su debut porteño, con 9 funciones aseguradas, La Nación anticipa el show

SANTIAGO DE CHILE.- Al hombre le gusta decir y cantar que aún se siente un "aprendiz de cantautor". Sin embargo el camino transitado ha dejado marca: sus canciones suenan maduras y le escapan al lugar común de los cantantes latinos y románticos, esos apuestos clones que viven en el universo del puro amor. Con el paso firme de su sangre mestiza, Arjona se adentra en otros territorios y habla de políticos y usureros, de corrupción, religión y, claro, también de amor a ratos.

El cantante mezcla en sus rasgos y en su canto el sonido de los volcanes de su Guatemala natal, con las historias que acumuló en su recorrida por bares y calles de América latina.

Entre la letra y la canción

Trovador de fin de siglo, Arjona reconoce como maestros a Chava Flores, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Serrat y los Beatles, pero al primero que nombra es a García Márquez, porque asegura que no hubiera escrito ciertas canciones si no hubiera leído sus libros.

Quizás por eso el escenario del lujoso salón de CasaPiedra tiene bastante de teatral. Un barrio bajo, con indudable sabor latino: el bar "La Cita", un hotel de pasajeros y la "Abarrotería del amor", un banco y un farol, son los sitios por donde se distribuyen los músicos que toman sus lugares y sus papeles, conducidos por el tecladista argentino Fernando Otero. Todos están producidos para devenir en personajes. Un canillita reparte diarios, una pareja charla y se mima y comienza a sonar el saxo.

Es "Noticiero", tema que Arjona canta sentado en una ventana y leyendo un diario y que intenta poner las cosas claras desde un principio, que son sus letras y no su figura lo que importa. Las chicas, de todas maneras, no sienten, ni por un segundo, vacilar su deseo y, entre los aullidos de la mayoría, se escucha un claro "que se saque el diario de la cara".

Hay entradas y salidas del escenario, luces que crean nuevos espacios acordes con los temas: se vuelve íntimo para "Tu reputación" o "Ella y él" y se encienden a pleno para "Si el norte fuera el sur", que incluye una rockera introducción en guitarra.

Al cantante no le alcanza con sus canciones, y muchas de ellas las introduce con un breve relato. Fórmulas para el amor y anécdotas de su vida que, sistemáticamente, serán acompañados por suspiros femeninos. Que aumentan, si esto es posible aún, cuando para acentuar el aire teatral de su espectáculo, acompaña alguna letra de amor con susurros y complicidades con las coristas. Las chicas mueren de amor, el cantante dice y canta y casi nunca lo escuchan.

Adriana Franco

Entre el cantante sociable y el huraño compositor

Sus inicios y sus fans, parte de su entrevista con La Nación

SANTIAGO DE CHILE.- Ricardo Arjona ha terminado de hacer sus ejercicios y entonces sí, tiene un rato para recibir a La Nación. Desde la ventana del piso 16 del hotel se ve todo Santiago atardeciendo con la brumosa cordillera por detrás.

Mientras se toma un té, charla relajado y tranquilo. No parece el mismo que se pasea por el escenario y es devorado por la mirada de sus fans. Aquí, en cambio, se olvida de los apremios para hacer espacio a la palabra. Sabíamos que ama los bares, las mesas y los tragos compartidos, y lo comprobamos ahora, cuando el tiempo parece estar.

-¿Cómo fue que la música comenzó a circular por tu vida?

-Comencé a componer canciones a los 12 o 13 años, para demostrarme a mí mismo que podía hacerlo. Es que de bien pequeño había ganado cuatro festivales estudiantiles, con canciones de mi padre que yo hacía pasar por propias. Pero en un momento esto empezó a dolerme y quise reivindicarme componiendo, aunque sin ninguna idea de dedicarme a esto.

-¿Tu padre era músico?

-Mi papá era un serenatero, el que daba serenatas en el pueblo; así fue como conquistó a mi madre y a algunas otras más, supongo. Todavía hoy es el que canta en todas las fiestas familiares, pero nunca se dedicó a eso. Yo en cambio, a los 20 años me di cuenta que no servía para otra cosa, después de probar un par de carreras universitarias. Una novia de entonces me arregló una cita con una discográfica y me llevó sin que yo lo supiera. Así grabé mi primer disco, que fue un desastre total. Creo que ha sido uno de los peores trabajos que he escuchado en mi vida, no míos sino de toda la gente. Se llamaba "Déjame decir que te amo" y te aseguro que me da vergüenza hablar de eso e incluso mencionar el título...

-¿Cómo decidiste trasladarte a México?

Luego de ese disco, con el que no pasó absolutamente nada, tuve que esperar mucho para que me dejaran grabar otro, que fue completamente distinto y que incluía la primera versión de "Jesús, verbo no sustantivo". Fue poco después que viajé a México a comenzar de cero, lo cual es malo para vivirlo pero bueno para el compositor porque las ciudades grandes son las mejores para hacer canciones.

-¿Y allá pudiste grabar enseguida?

-No, fui a todas las compañías de discos y a ninguna le interesó lo mío. Pero fue un tiempo en el que compuse mucho, de ese entonces son "Historia de taxis" y "Señora de las cuatro décadas", que escribí en un barecito de la zona rosa de México. Pasaron tres o cuatro años antes de poder grabar, años en los que tuve que hacer cualquier cosa para vivir. Fui actor en una novela y coproductor de un tipo con el que hice el disco de las Tortugas Ninja, hice rap, cualquier cosa. El me decía "traeme dos merengues, un rock and roll y una salsa para el lunes" y bueno, que lo tenía que hacer.

La otra opción era tocar en los bares, un trabajo que en México está muy bien remunerado. Pero yo sabía que eso se podía convertir en enemigo de mi carrera. Cuando tú tienes la casa paga, comes bien, abres el refrigerador y está lleno, vas a una compañía de discos y si un tipo te hace esperar cinco horas, te largas. Pero cuando tienes mucha hambre y el refrigerador vacío, lo esperas 7 horas o más si es necesario.

-Pero antes de grabar en México anduviste recorriendo América latina y Buenos Aires

-Sí, fue por 1988, una época medio de vago, que me la pasé muy bien y escribí muchas cosas. En Buenos Aires estuve tres meses y tocaba en la calle Florida, que en ese tiempo estaba lleno de artistas; la entrada de cada almacén era un pequeño teatro callejero con un cantautor, un poeta o un músico haciendo tango o rancheras.

Allí en Buenos Aires escribí "Animal nocturno", un tema contra la industria discográfica, que tiene mucho que ver con aquel primer disco ingrato. Luego estuve en Brasil y volví a Guatemala con barba, hecho un desastre, pero feliz porque me cambió mucho toda esa travesía por el sur. Creo que fue ahí donde se fragua la idea de poder marcharme a México un poco más adelante.

-En muchos temas tuyos, como en "Así de ilógico" o "Ella y él", mezclás el amor con temas sociales, ¿cómo los articulás?

-Trato de buscar un ángulo del amor que no sea tan trillado. Tampoco tiene que ser necesariamente distinto, porque ser original es muy fácil, pero ser auténtico es mucho más difícil. La vida suele ser ilógica en el asunto del amor y yo busco comparaciones que no tienen nada que ver con el amor mismo, como Pablito Ruiz cantando con la Nueva Trova, o Hitler muriendo en paz. Trato de decirlo de una manera que me golpee y me doy cuenta que lo que me golpea a mí le golpea a mucha gente también.

-Siendo como sos un autor que en sus canciones toca temas como la política, la religión o la corrupción de los gobiernos, ¿cómo te sentís frente a un público, como aquí en Chile, mayoritariamente femenino, que gritan con sólo verte y parecen escuchar poco de tus letras no románticas?

-Yo lo manejo con mucho humor, porque en el 88 caminaba por la calle y no me volteaba a ver ninguna, entiendes. Esta carrera te coloca un aura extraña, que hace ver más esbeltos a los gorditos y más bonitos a los que no lo son tanto. Pero no me la creo para nada, porque pasé mucho tiempo sin éxito, mi carrera no no fue de golpe.

-Pero el narcisismo debe acusar recibo cuando tantas mujeres aúllan por vos.

-Es que ésta es una historia de dos, uno es el que canta y otro el que compone. El primero celebra un poco este tipo de cosas, al compositor, en cambio, no le gusta nada, está ajeno a todo eso y estaría ahorita en algún barecito tomándose un trago y charlando con un amigo. El cantante es el que anda en toda esta historia, el que hace conferencias de prensa y notas. A veces, como ahora, cuando la entrevista se convierte en una charla, el compositor sale un poquito, porque le llama la atención lo que está pasando. Pero en general está guardado y aparece sólo para componer, porque es muy huraño. Es raro, porque habitan el mismo cuerpo y se pelean todo el día.

El problema con este trabajo es que es de tiempo completo. La gente termina de trabajar y se retira del lugar de trabajo, nosotros, en cambio, lo llevamos al restaurante, al partido de futbol, a todos lados. Parecemos relacionistas públicos que en nuestros ratos libres cantamos.

-Vos decías que mucha de la inspiración para tus canciones vino de las recorridas por bares, noches y taxis. ¿Este éxito actual te permite seguir ese mismo estilo de vida bohemia?

-Es bien dificil, porque pasas de observador a observado. Pero por suerte sigue habiendo países en donde lo puedo hacer. El país ideal, aunque esto a las compañías de discos no les gusta nada y a mí me gustaría que pasara en todos lados, es Cuba. La gente allí conoce mis canciones, pero no conocen mi cara, porque tienen un sólo programa de videos, los sábados, y no el bombardeo habitual en el resto del mundo. Puedo ir a un bar, que hasta pasen un tema mío y nadie se de cuenta que yo estoy. Así puedo comer, o tomar un trago con la gente sin problemas. Es un país donde compongo mucho, porque me puedo reencontrar con la calle y con la charla cotidiana.

-En tu último disco participa Billy Preston, todo un mito de la música.

-Sí, es un verdadero personaje, y fíjate que fue con el que más cómodo me sentí para trabajar. Hasta le pedimos que tocara la introducción de "Let It Be", algo que le deben haber pedido millones de veces, pero la tocó y nosotros nos sentíamos como en Disney, grabando todo con una camarita de video. Fue muy cómodo trabajar con él. El resto eran muy profesionales y famosos, habían trabajado con los mejores, pero venían a hacer su trabajo, muy mecánico y organizado todo. El en cambio se divertía.

Adriana Franco

Las claves de un fenómeno que iluminará nueve lunas porteñas

Exito: con cuatro años de carrera internacional, Ricardo Arjona lleva vendidos en nuestro país más de 600.000 discos y se siguen agregando funciones para su recital.

Se trata de un caso extraño. Montado en letras transgresoras, que hablan de amores sin prejuicios, de la hipocresía de algunos que se dicen religiosos o contra la discriminatoria ley de inmigración norteamericana, logró colocarse entre los primeros puestos del deseo femenino. No le gustan las fotos, y prefiere una buena charla o, simplemente, mostrar lo suyo cantando, en un escenario. Sin embargo, el sólo anuncio de sus recitales en la puerta del teatro Opera, sin más promoción inicial, alcanzó para que comenzara a vender entradas.

Así, a las primeramente anunciadas funciones de mañana, pasado y el domingo, debieron agregarse una para el martes y dos para el miércoles (víspera del feriado por el día del trabajo) y tres más para el fin de semana siguiente. No puede competir con el récord de 21 funcioens a las que llegó Sandro en el Gran Rex, eb 1995, pero es un número.

Su primera visita al país fue en 1992, pero vino solamente en plan promocional, cuando comenzaba a sonar fuerte su polémico tema "Jesús, verbo no sustantivo". Volvió en 1994 al teatro Lola Membrives y, un año después, participó en el festival de Viña de Mar, donde se le sugirió no cantar aquella canción ni "Si yo fuera". "El problema no lo tuve yo, lo tuvieron ellos -cuenta Arjona, consultado sobre aquel asunto-, me dijeron que no cante algunos temas, pero yo lo hice igual y no pasó nada. De alguna manera me hicieron un favor, porque por esa censura, se creó una verdadera moda Arjona en Chile, que duró un par de meses".

También estuvo ese verano en el Festival de la Canción de Mar del Plata, compartiendo la misma noche con Mercedes Sosa, Joaquín Sabina y León Gieco. Unos meses después volvió a Buenos Aires, para realizar cuatro funciones en el mismo teatro Opera que lo recibe ahora.

Sus trabajos discográficos también han sido un éxito de ventas. Ayer, en la conferencia de prensa que brindó en Buenos Aires, se le entregó el disco de platino por las 125.000 placas vendidas de su último disco "Si el norte fuera el sur". De su anterior trabajo, "Historias", de 1994, lleva vendidos más de 400.000 ejemplares y de su primera producción internacional, "Animal nocturno", 80.000.

Fuente: ARGENTINA, La Nación on Line

miércoles, 16 de abril de 1997

EL VERBO DE RICARDO ARJONA LLEGARÁ AL TERESA CARREÑO

Filósofo de vida, artista por vocación, idealista por condición y poeta por su innata pasión, Ricardo Arjona, el intérprete guatemalteco que con sus letras ha logrado cautivar a un público al que hace reflexionar con cada uno de sus temas, viene a Caracas para presentarse el 15 de mayo en el Teresa Carreño.

``Mujeres'', ``Señora'' y ``Jesús es verbo no sustantivo'' fueron temas que lo dieron a conocer por todo el continente. Pero Si el norte fuera el sur , ha sido el álbum con el que ha agitado los mares y causado revuelo por sus agudas composiciones. Un álbum que es una metáfora existencial que involucra el origen, la raíces y la identidad latina, en contraposición con la cultura sajona; concepción musicalizada muy al estilo de este cantautor, quien por hecho y derecho alza la voz y la deja libre al viento para que llegue a los oídos de quien sabe discernir los misterios de la transculturización, sin ahondar en las llanuras del pensamiento fugaz o la vana reflexión.

Y para quienes deseen compartir con Arjona la esencia de su música, llorar o reír con sus interpretaciones, la cita es el jueves 15 de mayo en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, en una noche que promete ser un recorrido por esos temas que lo han colocado como uno de los principales exponentes de un género que Silvio Rodríguez y Pablo Milanés han paseado por el mundo. El valor de las entradas es de 24.500 bolívares en foso; 22.500 en patio central; 16.500 en el lateral; 20.500 en balcón central y 12.500 en balcón lateral.

LEYENDA:
El concierto es el jueves 15 de mayo y será un recorrido por sus principales éxitos
Fuente: VENEZUELA, El Nacional

sábado, 12 de abril de 1997

RICARDO ARJONA VIENE EN MAYO

El Universal

Caracas.- A Ricardo Arjona le han llovido invitaciones para presentarse en nuestro país, pero él las ha rechazado una tras otra. La más reciente se la extendió Gonzalo Fernández Córdoba, quien se comunicó con el mánager del cantante y compositor guatemalteco para proponerle que asistiera al cuarto Festival del Parque. Sólo que Arjona se negó, pues su máxima aspiración era ofrecer un gran concierto en el teatro Teresa Carreño.

Ahora, el capricho del intérprete de temas como Noticiero, Ella y él, Abarrotería de amor, Duerme y México se ha convertido en realidad, ya que el sello disquero que lo respalda en nuestro país (Sony Music) le ha organizado un concierto en la sala Ríos Reyna el cual se llevará a cabo el próximo 15 de mayo.

La verdad es que este filósofo de vida, artista por vocación, idealista por convicción y poeta por pasión es poco conocido en nuestro país, ya que sólo tenemos noticias de su disco Si el norte fuera el sur.

Grabado en Los Ángeles durante un lapso de seis meses, este disco de Arjona aborda temas como la esencia de la latinidad y la presencia de los norteamericanos en las decisiones políticas y económicas de nuestros países. Pero también le canta a los amores callejeros, a las ciudades y sus habitantes.

El primer sencillo que extrajeron las radioemisoras locales fue Si el norte fuera el sur, que inmediatamente fue sustituido por el tema Tu reputación, el cual suena con gran insistencia en la radio y en la televisión. Bravo Canal 57, por ejemplo, transmite con cierta regularidad el video de esa canción.

Fuente: VENEZUELA, El Universal